Día viernes. El liceo ya había cobrado su tiempo, y casi irónicamente regalaba algunas horas a sus trabajadores. Por mi parte esperaba desaparecer este día entrenando, y eso hice al terminar la faena. Todo bien, cansado, pero bien. Vuelta a casa, inminente; micro, solución. Fue entonces donde la ventana junto a mí me permitió ver un ascensor porteño, y a pesar del cansancio, pensé: “¿Por qué se llaman ascensores, si también bajan?”. Esta simple oración me invitó a un pensamiento mucho más profundo que el que había tenido antes al verlos.
El hombre desde tiempos inmemorables ha tenido el afán de subir. No ha conformado su existencia en estar siempre abajo, tan solo viendo espectros en las alturas. Ha mirado dudoso, con resquemor y humildad; sin embargo, y aunque han sido pocos, nunca han escaseado los valientes dispuestos a sobrellevar el desafío de ascender.
Cada ser humano ha puesto en sus alturas al amor, al dinero, a la familia, al éxito, entre otros tantos objetivos que pretenden alcanzar con sus ascensores.
Algunos han puesto el recorrido de su ascensor hacia una altura cercana, resistiéndose al fracaso, otros hacia una distante, deseando una vista maravillosa. Algunos pusieron el ascensor en arena, totalmente inestable, mientras que otros buscaron un cerro fuerte y bien fundado para establecerlo. Algunos solo pretenden subir, aunque otros también han considerado el bajar en su trayecto. En fin, ya sea en ascensores o “descensores”, ¿Hacia donde va el final de tu recorrido?
El hombre desde tiempos inmemorables ha tenido el afán de subir. No ha conformado su existencia en estar siempre abajo, tan solo viendo espectros en las alturas. Ha mirado dudoso, con resquemor y humildad; sin embargo, y aunque han sido pocos, nunca han escaseado los valientes dispuestos a sobrellevar el desafío de ascender.
Cada ser humano ha puesto en sus alturas al amor, al dinero, a la familia, al éxito, entre otros tantos objetivos que pretenden alcanzar con sus ascensores.
Algunos han puesto el recorrido de su ascensor hacia una altura cercana, resistiéndose al fracaso, otros hacia una distante, deseando una vista maravillosa. Algunos pusieron el ascensor en arena, totalmente inestable, mientras que otros buscaron un cerro fuerte y bien fundado para establecerlo. Algunos solo pretenden subir, aunque otros también han considerado el bajar en su trayecto. En fin, ya sea en ascensores o “descensores”, ¿Hacia donde va el final de tu recorrido?
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