Hancock: El Amor nos cambia.

Vulnerables pero felices.

        El 2008 un superhéroe muy especial hacía aparición. Este no usaba traje, era borracho y a regañadientes defendía la ciudad. Su historia era bastante peculiar, pero un aspecto de su vida se parece a la de muchos. Junto a su pareja era vulnerable.

       La trama consiste en que el protagonista perdió la memoria, tiene superpoderes y los utiliza mientras los efectos del alcohol se lo permiten y por ese lado trascurre la primera mitad de la película, después de esas escenas de acción descubrimos más detalles de la historia íntima de Hancock y quien es en verdad Mary, la coprotagonista. Son creados en parejas y enviados a la tierra, separados, poseen poderes e inmortalidad pero juntos son comunes y corrientes con las ventajas que eso conlleva, procrear, envejecer y morir, y por eso fueron enviados hace 3.000 años. El film explica por qué se separaron en un principio y como es que el héroe perdió la memoria, pero lo que nos convoca es ese concepto de “juntos somos vulnerables”.

        El amor nos hace hacer cosas que sin amor haríamos nunca, no daré ejemplos de esos (todos tenemos los nuestros de sobra), además es evidente, nos pone bobos. ¿Qué tiene el amor que nos cambia?. Es el sentimiento más poderoso y sentirlo nos completa, nos hace darle toda la atención y por eso el resto no importa. Eso nos hace ver embobados.

        Que más sabemos del amor: Dios es amor, no tiene amor, Él es. La Biblia también nos orienta acerca del sentimiento rey. Tiene la mejor descripción de las características del amor que haya leído: 4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; 5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; 6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. 7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. 1 Corintios 13. Es por esto que el amor es el que mueve al mundo. El amor a la pareja, a los hijos, al trabajo, al dinero, lo que sea (bueno o malo), es el amor el motor. 

        Hancock prefería ser vulnerable y sentir dolor pero estar con su pareja, que ser superpoderoso e inmortal y estar lejos de ella. Estar juntos lo hacía feliz. 

         Este sentimiento creado por Dios nos provoca cambios, buenos algunos, otros malos, nos hace susceptibles a la pena, al rechazo y otras derrotas, pero nos engrandece y completa al sentirlo. De todas formas, bajo cualquier punto de vista, no nos neguemos al amor.